Soñaría uno que está en una terraza sobre el Bósforo con el Topkapi en el horizonte y un café muy cargado a punto de llevarse a los labios. O que está en un bar con vistas al Danubio saboreando un vino caliente y cargado de aromáticas especies. Soñaría uno con parajes lejanos, siempre al este, y lo haría desde una Estaciona donde los trenes llegan cargados, que es cruce de caminos, de miradas, de historias y de vidas.

Soñaría uno. Y soñaría. Y soñaría. Porque estas Músiques en trànsit que presenta el sexteto Estación del Este invitan a soñar, a evocar, a recordar, a contemplar, a dejarse llevar y a perderse... Es una música que, aunque alegre a ratos, suena anclada en la melancolía, que tiene siempre un punto de tristeza contenida, de paisaje perdido, de tren que se te ha escapado y se ha llevado lejos y para siempre jamás aquello que más querías.

El sexteto Estación del Este, que lidera el clarinetista Robindro Nikolic, presentó en el Centre Cívic Cotxeres Borrell un abanico de músicas llegadas desde la otra punta de este continente que nos une y nos separa: tonadas de los gitanos de Hungría, un vals oriental, canciones lituanas (porque de Lituania es la cantante, Ugne Daniele Reikalaite) y también melodías kletzmer, las que regalaban los judíos en sus grandes celebraciones. Y con todas recogió muchos y merecidos aplausos gracias, en gran parte, al buen hacer del clarinete que dialogaba, charlatán, poeta incluso a ratos, con percusión, guitarras y contrabajo.

Y soñando y dejándose mecer por la música en esta Estación del Este uno dejaría pasar todos los trenes para perderse em la siguiente melodía.