Dice que es una máxima tan incuestionable como que "dos más dos es igual a cuatro": si alguien se cae, la gente ríe; esto era así hace un siglo y continúa siendo así cien años después. Y dice que esta es la razón que explica el porqué los payasos son inmortales. Y él tiene que saberlo porque la Compañía La Tal, de la cual Jordi Magdaleno forma parte, tiene más de tres décadas de vida. Tres décadas siendo payasos. Y consiguiendo que la gente se ría con ellos. Ahora, llegan a Barcelona Districte Cultural con The Incredible Box, un espectáculo de calle, con el que recuerdan a aquellas troupes que a principios del siglo XX viajaban de pueblo en pueblo mostrando las mejores atracciones.

"No se trata de reivindicar el circo que entonces se hacía; es más, nosotros somos payasos, no hacemos circo. Pero nuestra historia parte de estos clowns, bisnietos del empresario que hace 150 años mostraba los mejores números viajando de aquí a allá, soprano de ópera y hombre-bala incluidos, y que tratan de continuar haciéndolo. Sólo que su espectáculo ya no es tan magnífico y estos tres payasos tienen que tratar de sobrevivir como pueden", apunta Jordi Magdaleno. "Se trata de la historia de tres personajes torpones que intentan sobrevivir en esta sociedad donde todo va demasiado deprisa. Son tres personajes al límite para intentar conseguir que las cosas marchen", añade el payaso, que recuerda cómo La Tal ha ido cambiando en sus tres décadas de vida: "Al principio hacíamos teatro de sala y para niños. Ahora nos gusta trabajar en la calle y en la calle no puedes elegir el público a quien quieres dirigirte. Hay niños y hay adultos y tienes que hacer un humor que llegue a todos. En La Tal tenemos una máxima que dice que 'si el padre se aburre, el niño también se aburrirá' y actuamos en consecuencia".

Y concluye: "Intentamos que nuestros payasos sean para todos los públicos". Y como que son inmortales, lo consiguen. "La gente ríe de las caídas, de su punto torpón y tierno... Y esto ni ha cambiado ni cambiará".