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Quien no baila tampoco ríe

26/10/2018
'Festa de balls per salvar el món' convierte las plateas en pistas de baile

"¿Quién es el terrorista? Quien no baila en la pista". Este es el lema de Festa de balls per salvar el món. Rectificamos: este es UNO de los lemas de Festa de balls per salvar el món. Uno de los importantes. Otros no lo son tanto (o quizás sí): podría servirnos como ejemplo de esta otra categoría la definición que ofrecen de arma de destrucción masiva, que no es otra que "Asereje-je-dejerebe" y todo lo que sabemos que viene después. Pero en este universo paralelo de ondulas electromagnéticas y telequinésicas que es Festa de balls per salvar el món es importante no olvidar cuál ha sido nuestro punto de partida: si no bailas, no juegas y si no juegas, no ganas. Y si no ganas, pierdes y el mundo pierde contigo porque no lo salves. Ni tampoco te salvas.

Festa de balls per salvar el món no es una obra de teatro. O no es una obra de teatro como aquellas a las que nos tienen acostumbrados. Para empezar: el público está de pie. Para continuar: el público canta. Y, todavía más: el público baila. La Conga. La Yenka. El Aserejé. Los Pajaritos. O Thriller y Saturday night fever. El público lo tiene que bailar todo. Dos pasitos pa'lante, el molinillo, el egipcio y loque haga falta. Y lo tiene que hacer convencido. Así lo hicieron muchos de los que se acercaron hasta el Centro Cultural Albareda, así que si mirabas lo que se suponía que tenía que ser la platea te encontrabas con una escena que se asemejaba bastante más a una clase de zumba que a un patio de butacas.

Jordi Vilches y Maria García Vera junto con la Save The World Orchestra (Joan Colomo, Sara Fontán y Edu Pou) defienden sobre el escenario la estrambòtica teoría de que los greatest hits de las últimas décadas han provocado cataclismos, revoluciones y caos. Pero cuando te lo explican y te lo bailan, cuando te lo dibujan sobre una pantalla donde proyectan imágenes a un ritmo vertiginoso, su teoría deja de sonar estrambòtica y se convierte en verosímil. Y no te queda más que ponerte a bailar si no quieres que el mundo se acabe. Y esta no es una idea aceptable cuando te lo estás pasando bien. Y es que las fiestas, ya se sabe, son fiestas. Y quien no baila no ríe. O sea que vayan preparando ya sus zapatos de baile.

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