Isabel e Isabelle... Como las dos caras de una misma moneda. Porque aunque el camino que han hecho hasta ahora es musicalmente diferente, encaja perfectamente hasta componer un todo que parece ya indivisible. Isabel Vinardell e Isabelle Laudenbach se estrenaron como dúo con A solas, un disco donde reúnen músicas de procedencias diversas que también acaban integrándose para formar un universo con aromas de Mediterráneo.

- ¿Cuando os conocisteis? y ¿por qué decidisteis trabajar juntas?

-Nos conocimos ya hace casi 4 años, aunque habíamos coincidido en un ensayo muchos más años atrás. Nos encontramos para ensayar para un concierto de un acontecimiento y enseguida fluyó tanto la comunicación a escala musical que decidimos empezar un proyecto juntas, a dúo. Ahora hace apenas un año que presentamos el primer trabajo conjunto, A solas.

-¿Cuál es la música que os acerca, aquella que os sentís bien compartiendo?

-Tenemos muchas influencias musicales en común. El flamenco es una cultura que nos ha influido mucho a las dos, pero también tenemos como puntos de interés las músicas mediterráneas, el jazz y otras muchas músicas de todo el mundo. A la hora de montar los temas del directo nos guían sobre todo las ganas de escucharnos la una a la otra, esto nos permite ir juntas en la intencionalidad de nuestra música. Nos gusta el minimalismo cuando está al servicio de la emoción más depurada. Notamos que buscamos algo pareciendo en la expresión musical y esto simplifica las cosas a la hora de crear.

-¿Cómo habéis decidido qué canciones integrarían vuestro primer disco?

-Ha ido surgiendo cada canción con su propia historia a lo largo de los meses de trabajo de preparación del disco. Algunas son versiones que formaban parte de la historia de una de las dos, otras son poemas a los que hemos puesto música y otras son temas que compusimos (música y letra) para este disco. Aunque aparentemente sean de estilos muy variados, todas ellas mantienen una cierta unidad musical en el discurso global. En el disco podemos encontrar temas tan dispares como L'appuntamento, una versión de una canción italiana, o Nana del preso, una composición con aires flamencos y latinoamericanos, pero en todos los temas se respira la misma pulsión: la de buscar la expresión a través de la sinceridad musical. Es un disco bastante desnudo que invita al oyente a descalzarse, a ponerse cómodo y escuchar música.

- ¿Cogéis un poco de chanson, de copla, de música italiana, de flamenco... ¿Vuestro estilo nace de fusionarlos todos?

- No pensamos en fusión. No partimos de los estilos realmente. Para las dos, este es un proyecto realmente personal y acaban saliendo las músicas que nos han formado como músicas y personas. Nuestro lenguaje propio se nutre de muchos estilos, y por eso están representados en nuestra música.

-Las dos componéis... ¿Os sentís cómodas? ¿Más que sobre el escenario?

-Componer es un trabajo largo, exigente y lleno de trabas y de subidas y bajadas. A veces te pasas tres meses sobre un mismo tema que no acaba de funcionar y otras, con sólo un día haces un tema entero. Hay que estar por encima de estas cosas, y acostumbrarse. Quizás hasta ahora estábamos más acostumbradas a la interpretación o a los arreglos. Pero componer nos gusta, y creemos que es un canal de expresión personal muy privilegiado.

-Una había estado con Cheb Balowsky y la otra en Las Migas. ¿Hay mucha diferencia entre el que hacíais y lo que hacéis?
- Probablemente sin estos dos proyectos anteriores hoy no estaríamos donde estamos, tanto en el ámbito profesional como personal. Y la música siempre es fruto de las experiencias. En el caso de Las Migas, a pesar de pertenecer a un universo parecido, esta vez está mucho más alejado del flamenco y es más intimista. El trabajo a dúo nos permite más libertad en los arreglos y deja más espacio para la improvisación. Y respecto a Cheb Balowski, se trata de un proyecto realmente diferente. En el ámbito musical tiene muy pocas cosas en común. Probablemente el único hilo conductor son las ganas de abrir el mundo personal y hacerlo tan ancho como lo es el propio  el mundo; beber de tantas referencias musicales como te lleguen, sean de donde sean. La intención, tanto en términos musicales como personales no tiene nada a ver en un proyecto o en el otro. A veces la música te puede hacer transitar muchos mundos diferentes, esta es la gracia.