¿Sabéis qué haríais si se acabara el mundo? ¿Sabéis en qué os entretendríais si a vuestro alrededor todo fuera muerte, caos y destrucción? ¿No? ¿Cómo es que no habéis dedicado ni un momento a pensarlo si hay gente que lo tiene tanto claro como Elena Martinell y Glòria Garcés? ¿Queréis saber qué es lo que ellas hacen cuando en medio de un concierto de valses de Strauss descubren que son las únicas supervivientes después de que unas bombas lo hayan arrasado todo? ¡Pues os lo diremos! Elena Martinell y Glòria Garcés, soprano de coloratura y pianista impertèrrita, seguirían cantando y cantando y cantando ... como si no hubiera mañana... porque es que quizás no lo hay.

Esta es la excusa que el dramaturgo y director Marc Rosich se ha inventado para vestir un concierto de Martinell y Garcés y convertirlo en una obra de teatro, Àries de reservat, que rezuma sentido del humor negro, muy negro, y -por qué no- también un poco kitsch. Àries de reservat es una obra de teatro de planteamiento sencillo pero efectivo que conduce al espectador sin pausa ni freno desde los valses de Strauss a algunos hits de opereta, que lo guía por este dragon khan de acrobacias vocales -que es lo que son las coloratures- hasta llegar a ese cariz del abismo apocalíptico al que hace referencia el subtítulo de la pieza.

El público que se reunió en la platea del Centre Cívic Urgell en la primera de las cuatro actuaciones de Àries de reservat en el circuito Barcelona Districte Cultural, disfrutó la historia sobre ese supuesto fin del mundo, pero, sobre todo, saboreó las dotes musicales de la pareja Martinell-Garcés, aplaudió cada una de las piezas que interpretaron y premió cada uno de los pasajes en qué Martinell hacía pasear su voz por el pentagrama con más agilidad que el resto de mortales demostramos al levantarnos de la silla. Quizás es por eso que ellas dos no se hayan muerto. Quizás.