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Los Afasians resucitan al gato de Schrödinger

27/10/2017
Teatro
La conferencia de loscorderos.sc y Za! en el Albareda no será la última; impartirán más en el Barcelona Districte Cultural

No sabemos si son partícula o si son onda. No sabemos si el gato está vivo o muerto. No sabemos si la física cuántica es presente, pasado o futuro. Pero lo que sí que sabemos es que los cuatro Afasians que se presentaron en el escenario del Centro Cultural Albareda, después de una hora de extraños experimentos, disertaciones donde parecían perderse para después reencontrarse y canciones dispersas, fueron saludados con una gran ovación. Y era ovación. Y era sonora. Y sonó. Y rompió el silencio. A pesar de que los Afasians nos habían explicado que allá, que no es aquí y suponiendo que allá es de donde ellos vienen que no es de donde venimos el resto, el silencio está muy y muy valorado.
A pesar de que dicen valorar el silencio, los Afasians recibieron al público que llenó la sala del Albareda para conocer su Last conference cantando. Para ser concretos, cantándole al gato: "mi gata hace ay-ay-ay-ay-a", "Por un beso de la gata yo daría lo que fuera" o "it's raining cats, aleluya, it's raining cats ah-ah-ah". cantándole a los gatos para hacer tiempo y porque, ya que no saben si están vivos o si están muertos, mejor rendirles homenaje desde el principio. El gato en cuestión es el de Schrödinger, aquel que podía estar vivo y muerto, que podía estar aquí y allá, de pie y sentado... Y estas son propiedades que los Afasians también parecen haber heredado y que practican. Pero como que todo puede ser relativo, como que todo puede ser de una manera o de la contraria, como que un sofá puede sonar como una batería y una lámpara ser un animal de compañía que te sigue como un gato, quizás los Afasians no son quienes dicen ser, ni hacen una conferencia, ni esta conferencia es la última. Quizás hacen teatro. O quizás es danza. O música. Eso sí, música cuántica.
Sea como fuere, el aplauso sonó. Y fuerte. Quizás era onda. O quizás era partícula. Pero el público aplaudió. Y se rió. También fuerte.

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