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Febrero - Abril 2024

Enric Montefusco acerca la 'Meridiana' al Matas i Ramis

18/03/2018
Música
El músico seduce a los espectadores con un concierto íntimo y honesto

Pocos artistas son tan generosos como para desnudarse una vez y después otra y luego otra más. La primera cuando escribe su canción. La segunda cuando la interpreta ante el público. Y todavía una tercera cuando se la explica a sus espectadores, cuando recuerda el momento y la razón por la que la compuso, cuando rememora el sentimiento que le llevó a hacerlo, cuál fue el dolor que le empujó, cuál la verdad que le movió... Enric Montefusco es uno de estos artistas. Y el pasado sábado lo hizo en el centro cívico Matas i Ramis en un concierto que se convirtió en un lujo: también son pocas las veces que el espectador tiene el convencimiento de que ha podido conocer un poco al músico, de que el músico le ha dejado entrar en su mundo, de que se ha arriesgado a mostrarse... Montefusco, en el Matas i Ramis, dejó muy claras que esas iban a ser sus intenciones desde que se subió el escenario y pidió algo más de luz en la platea para poder ver las caras de las personas a las que se dirigía, a quienes hablaba y para quienes cantaba. Porque si piensas desnudarte ante alguien... mejor hacerlo mientras le ves la cara.
La primera canción que interpretó fue la que mujer título al disco, Meridiana, el lugar donde Montefusco nació y del que quiso escaparse. Después llegó su Todo para todos que más que una canción es ya un himno pra todos aquellos que quieren entender el mundo de otro modo. Flauta man, Adiós o El riu de l'oblit irían llegando después. Y antes de cada una de ellas desgranó Montefusco un trozo de su vida y de su manera de entender el arte, "desde la honestidad; siempre desde la honestidad". Y con este espíritu explicó los paisajes de su adolescencia, sus años con Standstill y las crisis que vivieron, las razones que le llevan a escribir y los motivos por los que lo hizo primero en inglés y después en castellano y por qué, en cambio, necesitó que El riu de l'oblit fluyera en catalán; Montsefusco desveló sus fugas hacia adelante y sus miradas hacia atrás y cautivó a un público que ya llegaba con muchas ganas de ser seducido.
Y, para acabar, Montefusco desenchufó los amplificadores y sólo con su guitarra y su voz (y cómo durando todo el conciertocon  la compañía de Pere Jou, un todoterreno de los instrumentos), rodeado por los espectadores, volvió a interpretar Todo para todos. Un final apoteòsic.

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