Se encerró en casa un invierno y escribió siete historias. "Sobre viajes, sobre relaciones familiares, con la pareja, con los amigos... sobre todo aquello que nos rodea en el día a día". Siete historias que, después, Enric Ases trabajó desde el escenario, con el gesto y la palabra, para convertirlas en Trajectes llargs per a embarcacions petites, el espectáculo que estrenó el 2016 (su primer montaje en solitario a pesar de que su carrera haya sido larga) y que ahora sube a los escenarios del Barcelona Districte Cultural.

"Son historias cotidianas llevadas al terreno de la tragicomedia", explica Enric Ases que admite que quería explicar que "la existencia está hecha de pequeños momentos que no por habituales dejan de tener una lectura sorpresiva. Son pequeñas sorpresas del día a día, que hacen que continuamente estemos rodeados de situaciones cómicas o extraordinarias". Estas son las que él traduce en teatro, experiencias que en muchos casos (no quiere explicar en cuéles) son autobiográficas. "Practico una suerte de autoficció", reconoce.

Las historias de Trajectes llargs per a embarcacions petites practican un tipo "de épica del ridículo... Somos pequeños, ridículos a veces, pero esto lo explico desde un punto de vista heroico", apunta Ases que con esta contradicción consigue el deseado tono de tragicomedia, el apunte de humor que consigue despertar la sonrisa del espectador. "Pero que nadie se confunda: no hago stand-up-comedy; no explico chistes; son pequeñas obras de teatro que obligan al actor a transitar por varias emociones, y que explico directamente al público, casi sin escenografía ni vestuario".

Y es que Enric Ases en cierto modo quiere reivindicar el papel del actor que sólo necesita la voz, el gesto y una historia para poder llegar al público. "Es un espectáculo sencillo, un espectáculo sobre la sencillez", añade el actor que es este hombre que hace un largo trayecto, "porque la vida lo es", en una embarcación pequeña, "luchando contra las tormentas".