La Fundación Suñol rinde homenaje a los edificios sencillos, funcionales y asequibles

Una casa creada e ideada por hombres que no son ni constructores ni arquitectos, que se monta y se desmonta y que se puede trasladar de un lugar a otro sin la necesidad de profesionales del sector, es la propuesta de "ACTO 29: Martí Anson. Pabellón catalán. Arquitecto anónimo" del Nivel Cero en la Fundación Suñol. Un homenaje a la edificación asequible, a los constructores anónimos que realizaban proyectos que se concretaban en edificios sencillos, funcionales y asequibles.

A principios de los años 60, Joaquim Anson se dedicaba a la creación de muebles de madera en Mataró. Su intención era hacer muebles a precios asequibles siguiendo la tendencia de la época, que era colaborar entre profesionales de diferentes disciplinas. Arquitectos, abogados, administradores, gestores y artesanos trabajaban conjuntamente en diversos proyectos, fomentando las prácticas comunitarias y rompiendo con el sistema jerárquico de la dictadura.

Con el espíritu de la edificación barata, Anson, que no era ni arquitecto ni constructor, construyó una casa de verano para su familia. Sencilla y económica, la diseñó haciendo que los ladrillos cubrieran todas las necesidades, tanto a nivel de estructura como de mobiliario. La economía del espacio era uno de los puntos esenciales de la edificación. Un edificio como un mueble.

Su hijo Martí Anson, como homenaje a su padre y a todas las personas anónimas y no profesionales, decide reconstruir la misma casa con motivo de la presentación en el Palais de Tokio de Paris el año 2013.

Así, la casa familiar se convierte también en un "pabellón catalán" con un cierto significado político, aquél que reivindica una manera de hacer anónima y cooperativa.

Dentro de esta exposición están programadas varías actividades, entre otras el próximo 19 de junio a las 7 de la tarde, Josep Muñoz Pérez nos ofrecerá una charla en torno al mobiliario arquitectónico de los años 60.