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La ciencia ciudadana coge fuerza en Barcelona

La reunión de la Asamblea de la ECSA reúne un centenar de asistentes y una gran diversidad de proyectos de todo el mundo

 

Durante tres días, desde el miércoles 28 de octubre y hasta el viernes 30, un centenar de personas de toda Europa, pero también de Australia, los Estados Unidos y de Latinoamérica, se ha sumado a las diversas actividades programadas para el encuentro de la tercera Asamblea General de la Asociación Europea de Ciencia Ciutadana (ECSA, European Citizen Science Association) que ha tenido lugar en Barcelona.

"Estamos muy contentos. Ha desbordado nuestras expectativas". Así se manifiesta Josep Perelló, coordinador de la l’Oficina de Ciència Ciutadana de Barcelona Laboratori (BCNLab) y al frente de la organización del encuentro. "Hemos conseguido conocernos entre nosotros, descubrir nuevos proyectos y también hemos contado con la asistencia de representantes de la Unión Europea", indica Perelló.

La presencia de miembros de las instituciones europeas pone de manifiesto que la ciencia ciudadana no es "ciencia de segunda", como algunos círculos consideran. Ha llamado la atención de Bruselas, que ya destina líneas de financiación importantes y promueve su proliferación.

"La ECSA no es sólo un espacio donde compartir conocimientos y experiencias, sino que también queremos ejercer como lobby", explica Perelló. "Queremos hacer entender a las instituciones y a las universidades que la ciencia ciudadana es importante para la sociedad".

 

 

Tercera asamblea de la ECSA

 

Un safari de ciencia ciudadana por Barcelona dio la bienvenida a los asistentes a la tercera asamblea de la ECSA. Durante la tarde del miércoles los participantes pudieron conocer algunos de los proyectos de la Oficina de Ciencia Ciudadana, que aprovechando el encuentro internacional ha crecido: esta semana cinco nuevas iniciativas se han sumado a la Oficina, que ya actúa como garante y aglutinador de la ciencia ciudadana que se lleva a cabo en Barcelona y alrededores. Las nuevas incorporaciones han sido los proyectos Saca la lengua (Centro de Regulación Genómica), iSpex /BCN Respira (Instituto de Ciencias Fotónicas), Bioblitz BCN (Museu de Ciències Naturals), Veus valencianes (Centre d’Estudis Demogràfics) y City-Sin (Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental).

El miércoles continuó con una mesa redonda en la que Katrin Vohland, vicepresidenta de la ECSA, Muki Haklay y Darlene Cavalier, miembros de la Junta de la ECSA, y Libby Hepburn, miembro de la Junta de la ACSA (Australian Citizen Science Association), discutieron con los asistentes los principales retos que debe afrontar la ciencia ciudadana.

Algunos de los obstáculos y retos que muchos científicos han detectado a pequeña escala también aparecen en la ciencia ciudadana como disciplina global: desde cómo conseguir atraer y mantener el interés de la sociedad (y de los mismos científicos, apuntó Muki Haklay) y la importancia del diseño en el desarrollo de las aplicaciones que permiten recopilar datos hasta el tratamiento y la revisión de la información que se obtiene de la participación ciudadana, entre otros aspectos.

Jueves y viernes fueron días para charlas temáticas, ponencias sobre la estrategia que la ECSA debe seguir, presentación de proyectos, networking y talleres. La mayoría de las iniciativas que se dieron a conocer pertenecen al ámbito del medio ambiente, algunas de curiosas como el Tea Bag Index, que recurre al uso de bolsas de infusiones utilizadas para obtener información del suelo.

Desde Barcelona, ​​el Instituto de Ciencias del Mar-CSIC presentó Musical tentacle, un proyecto que ya se dio a conocer entre la ciudadanía en la última edición del festival Sónar. Una propuesta que da un paso más y que, en lugar de pedir la colaboración ciudadana para obtener datos, ofrece los datos para que cada uno haga un uso creativo, en este caso mediante sonidos.

 

Fecha de publicación: Viernes, 30 Octubre 2015
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