“Elogio de la imperfección” lleva al teatro la cara oscura de la excelencia

Es Elogio de la imperfección (Foto: Gilles Vuissoz), un cuento musical contemporáneo de Jacynte Lamon que la compañía, dirigida por Eléonore Dyl, representa en francés, con subtitulación en catalán. Lo interpretan una actriz y un pianista, protagonistas de una función que, en principio, tiene que protagonizar una joven intérprete musical, Lisa.

Quizás Lisa tenga todo el talento del mundo, pero justo antes de la función no se siente con fuerzas ni con la capacidad suficiente para comparecer ante el público, por eso le pide a una compañera, con un notable parecido físico con ella, que tome su lugar en el escenario. 

Pero la amiga llega tarde y, en el último momento, una Lisa dudosa, asustada y caótica, deberá presentarse ante los espectadores. Por suerte, en la segunda parte del espectáculo la amiga ya ha llegado y, por lo tanto, Lisa puede dejar que ocupe su lugar.  

Lo hará, demostrando que se siente muy cómoda sobre el escenario, mostrando su talento ante los espectadores y espectadoras, y seduciendo tanto al público como al pianista que acompaña la función. Pero, ¿no es demasiado perfecta y arrogante, esta actriz? ¿Qué espacio queda, entre tanto virtuosismo, para el sentimiento y la emoción?

Se lo pregunta un pianista que, comparando los dos actos de la función, se dará cuenta de que la humildad, la fragilidad y los miedos que acompañan a Lisa en escena no son tanto un problema como un valor añadido a la representación, incluso a la música que interpreta el pianista y que gana, con las imperfecciones de Lisa, en libertad y verdad.

Un texto, pues, que analiza con gran inteligencia el recorrido que hay entre el ser y la apariencia y nos habla sobre las decepciones que causa la perfección. Una desmitificación de la excelencia que no por casualidad se titula Elogio de la imperfección. Cita en la Nau Ivanow.