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Avanzan los trabajos de excavación en el subsuelo del Mercado de Sant Antoni

Las obras de reforma del mercado han descubierto una serie de restos arqueológicos de gran valor histórico

A lo largo de los siete años de excavaciones arqueológicas en el Mercado se ha constatado la presencia del baluarte de Sant Antoni y su sistema defensivo: foso, contraescarpa y camino abierto, además de un trazado de la antigua carretera de Madrid. Las excavaciones también han permitido documentar la Vía Augusta, las estructuras funerarias paralelas a esta vía romana, y la centuriació de Bàrcino.

El Mercado de Sant Antoni

El mercado de Sant Antoni ocupa toda una isla del Eixample, delimitada por las calles del Conde de Urgell, Tamarit, Conde Borrell y Manso. El edificio, obra del arquitecto Antoni Rovira i Trias, se empezó a construir el año 1879 y se inauguró el mes de septiembre de 1882. La idea de su construcción parte, sin embargo, del plano Cerdà, que lo concibió como un centro de abastecimiento junto a uno de los antiguos portales de la ciudad, el de Sant Antoni. En un lugar, de nexo de unión, entre el barrio del Raval y el nuevo Eixample.

El proyecto del mercado del siglo XXI

Fruto del trabajo conjunto entre el Instituto Municipal de Mercados de Barcelona, el Instituto de Cultura de Barcelona y los técnicos redactores del proyecto de reforma del mercado de Sant Antoni se ha alcanzado una propuesta válida que pone en valor un importante patrimonio arqueológico.
La singularidad que representa el sistema defensivo de época moderna y la vía romana y el eje de centuriació lo convierte en un conjunto destacable dentro del patrimonio arqueológico de la ciudad y del país. Asimismo, su estado de conservación permite que la lectura de estos elementos sea fácil y comprensible para los ciudadanos y atractivo para los especialistas.
Es voluntad de las diferentes partes implicadas del Ayuntamiento de Barcelona que este patrimonio pueda ser visitado consiguiendo, así, uno de los objetivos básicos de toda investigación y de toda intervención arqueológica, la difusión de los restos documentados.
Con esta propuesta, además, se quiere que los ciudadanos se hagan suyo este espacio patrimonial que abraza restos de época romana, el sistema defensivo de la ciudad en época moderna y, coronando el conjunto, uno de los mercados de la ciudad promovido y construido durante la época de la llamada arquitectura del hierro.
Éste ha sido uno de los ejes a partir de los cuales se ha trabajado, la conjunción entre un mercado del siglo XXI, que es y quiere seguir siendo un importante foco comercial por el barrio de Sant Antoni y de buena parte del Raval, y los restos patrimoniales localizados en el subsuelo. El otro eje con lo que se ha estado trabajando ha sido la voluntad de conservar y exponer buena parte de este patrimonio que, por su singularidad, merece el esfuerzo que se está siendo empleado para la preservación para las generaciones futuras.
El proyecto inicial del mercado se ha ido modificando con la finalidad de conservar más tramos de las estructuras arqueológicas que se iban documentando. Se ha trabajado con un equilibrio entre pasado, presente y futuro.

Pensando en un mercado de futuro, pero con un gran respeto y consideración por su pasado, en el momento presente. La pérdida de parte del espacio comercial que ha comportado la conservación de los restos patrimoniales, se ha compensando por el hecho de conseguir un centro moderno, pero con un gran respeto por el lugar y con todas las estructuras que lo han precedido.

En la actualidad siguen los trabajos de excavación de los restos arqueológicos del mercado y su evolución se puede seguir a la web del Servicio Arqueológico de Barcelona.

Fecha de publicación: Jueves, 26 Junio 2014
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