Tim Jackson. Vivir mejor teniendo menos

© Marc Javierre

Hay una vida después del capitalismo. Así lo cree el economista y ecólogo Tim Jackson, que se pregunta: “¿Por qué los países ricos no siempre son más felices que los pobres?”. Afirma que vivimos en una jaula de hierro, cautivos del mito del crecimiento infinito y del mantra que nos ha hecho creer que crecer siempre es positivo. Pero países con rentas altas tienen puntuaciones de felicidad por debajo de otros con una renta menor. Y, curiosamente, también una esperanza de vida más baja.

Tim Jackson, director del Centro para la Comprensión de la Prosperidad Sostenible (CUSP)[1] y profesor de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Surrey, defiende que gozar de buenas condiciones de vida no implica poseer más cosas materiales, y que podemos pasarlo bien teniendo menos. Ya hace años que habla de un concepto que, para algunos, es una utopía, pero que él considera que ya es una realidad: el poscrecimiento. Ahora, nos invita a preguntarnos si realmente la abundancia es sinónimo de progreso, especialmente si lo que queremos es seguir existiendo en este planeta que tiene límites medioambientales, sociales y económicos.

Tim Jackson —que ha trabajado para el gobierno del Reino Unido, la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Europea— ha visitado Barcelona para presentar, en el marco de la Feria Literal, su último libro, Poscrecimiento. La vida después del capitalismo (Ned Ediciones, 2023). Este ensayo es una reflexión sobre qué podría ocurrir si terminara esta obsesión por el crecimiento y se contemplara una nueva forma de entender el progreso de la humanidad.

El catedrático subraya que el crecimiento económico ha sido muy beneficioso para la sociedad, sin lugar a dudas; nos ha aportado nutrición, medicina, refugio, movilidad, conectividad, entretenimiento… Solo por enumerar algunos de sus beneficios. Pero también ha desatado un caos sin precedentes en el mundo natural, sobre todo durante los últimos 150 años. Por eso Jackson nos interpela a abrazar un nuevo modelo económico que no dependa de un consumo voraz que está amenazando el equilibrio ecológico del planeta. “Nuestro mundo sufre una especie de soberbia. La soberbia del adicto al juego y el narcisista delirante. Pensamos que podemos desafiar a la naturaleza y vencer”.

Prosperidad en un planeta finito

Generalmente, la prosperidad se mide en función del PIB de cada país: qué produce, cuánto ingresa y qué cantidad de dinero gasta. Pero el escritor critica que la economía se dimensione justamente por estos parámetros en lugar de valorar “si estamos haciendo las cosas bien, si cuidamos de la comunidad, si nuestras relaciones sociales son saludables o si gozamos de un buen estado de salud”. Y, evidentemente, dice Jackson que también debería contar el grado de compromiso en la protección del medioambiente.

Ha dedicado toda su carrera a repensar la prosperidad en términos de progreso humano, en lugar de utilizar la definición económica, tan reprimida, con la que todos hemos crecido. Pero, ¿qué significa prosperidad en un planeta que tiene recursos finitos? En la conversación que tuvimos en Barcelona, hacía referencia a la curiosa etimología de la palabra, que procede del latín y que nos habla de esperanzas y expectativas. O sea que “la prosperidad va mucho más allá de lo ocupados que estamos en la economía y, a veces, el crecimiento puede llegar a ser una piedra en el zapato”.

Tim Jackson visitó Barcelona para presentar su último libro, en el marco de la Feria Literal. © Marc Javierre Tim Jackson visitó Barcelona para presentar su último libro, en el marco de la Feria Literal. © Marc Javierre

De hecho, Jackson defiende que la prosperidad está muy relacionada con la salud física. Cuando nos preguntan qué es lo más importante en la vida, la respuesta es siempre la misma: tener salud. Por eso, considera que una sociedad próspera debería tener la salud en lo alto de su lista de las prioridades. Y en vez del PIB, deberíamos medir el bienestar, físico y mental, de una sociedad. Es decir, las cosas que son importantes, de verdad.

Un mundo de poscrecimiento

Tim Jackson pone el ejemplo de la evolución de la productividad laboral en el Reino Unido, el país donde precisamente comenzó la revolución industrial. A principios del siglo xx, empezó a crecer anualmente y de forma imparable hasta 1960. Y el pico máximo de la curva de la productividad laboral tuvo lugar en 1966. Pero, a partir de ese momento, empezó a disminuir de forma constante. Ahora, muchos piensan que no se ha producido el crecimiento que se habría deseado a causa de la crisis financiera, pero justamente esta se sitúa al final de la caída de la curva. Los índices de crecimiento de la productividad laboral ya se habían reducido a menos del 1% anual antes de 2008. Por tanto, la economía empezó a ralentizarse muchos años antes.

La productividad laboral es la base del crecimiento económico. Es lo que, en teoría, nos ha guiado hacia la prosperidad. El problema es que cada día es más difícil de conseguir. “Justo antes de la pandemia, el crecimiento de la productividad laboral en el Reino Unido fue prácticamente nulo, y esto es muy difícil de digerir para la economía convencional y el capitalismo”.

El economista y ecólogo explica que la productividad también se está reduciendo en los Estados Unidos, en los países de la OCDE y en algunas economías emergentes, como China, aunque la caída es inferior. “En los Estados Unidos, insignia del capitalismo, la mitad de la generación de los ochenta vive peor que sus padres cuando tenían la misma edad”.

A modo de ejemplo, en su libro, Jackson expone que, a principios de 2020, el índice de crecimiento medio de los países de la OCDE era solo del 2%. “Y lo más importante de todo esto es que estamos empezando a vivir en una economía de poscrecimiento, pero no tenemos las fórmulas para lidiar con ello; no entendemos cómo hacer que las cosas funcionen en esta situación y este es uno de los grandes retos que impulsan mi trabajo”.

Cuando la productividad laboral crece, aumentan los salarios de la gente trabajadora. Pero, en cambio, cuando disminuye, los márgenes de beneficio se exprimen y deben repartirse entre los accionistas y los sueldos. Se genera desigualdad porque el crecimiento de la productividad solo va en una dirección. “Puede verse en las estadísticas, desde los años setenta en adelante. La mayor parte del crecimiento económico ha terminado en los bolsillos de los más ricos de la sociedad, mientras que los más pobres han sido cada vez más pobres, porque se les ha impuesto austeridad”.

El subtítulo del libro de Tim Jackson es La vida después del capitalismo, y cita al multimillonario y pionero de la informática en la nube, Marc Benioff: “El capitalismo, tal y como lo conocemos, está muerto”. Para él, el sistema económico actual está roto, puesto que no permite que todos podamos tener las mismas condiciones de vida debido a sus disfuncionalidades. “Tenemos bienestar, felicidad, prosperidad, a expensas de otra gente. No sabemos cuándo colapsará nuestro puente, pero si miramos alrededor nos daremos cuenta de que el puente ya ha colapsado para otras personas”.

Prosperidad sin crecimiento económico, ¿es posible?

Según Tim Jackson, debemos pensar qué tipo de economía queremos y qué tipo de empresas pueden proporcionarnos prosperidad sin crecimiento. Cree que nuestras economías deberían invertir en sectores como la salud, la educación, la artesanía y la creatividad, y dar más importancia a actividades intensivas en mano de obra que no tienen una gran huella de carbono. “Son los trabajos que realizaban las personas que velaban por nosotros cuando nos azotó la pandemia. Nos podrían ayudar a crear una nueva economía materialmente ligera, pero rica en empleo, con trabajos satisfactorios, los que se basan en ayudar a otras personas y mejorar sus condiciones de vida”. Jackson opina que debemos tomarnos muy en serio nuestra lealtad estructural hacia el crecimiento.

También advierte que no podemos apagar el crecimiento, como quien apaga un interruptor, dar la vuelta a la esquina, llegar al decrecimiento y celebrarlo. Hay mucho trabajo que hacer y es vital una exploración más profunda de los valores subyacentes en nuestra sociedad. “No es una tarea que les guste hacer a los políticos, y desafortunadamente tampoco les gusta a los economistas, que prefieren creer en el cuento de hadas del crecimiento económico eterno”. El título Poscrecimiento. La vida después del capitalismo es una invitación a mantener un diálogo más profundo sobre la naturaleza de nuestra economía, pero también de nuestro lugar en el mundo y en la naturaleza. Una reflexión sobre la condición humana en el siglo xxi y sobre qué debemos cambiar. Una visión realista y esperanzadora de un mundo distinto.

Nota

[1] Centre for the Understanding of Sustainable Prosperity. cusp.ac.uk

Publicaciones recomendadas

  • Poscrecimiento. La vida después del capitalismoNed Ediciones, 2023
  • Prosperidad sin crecimiento: economía para un planeta finitoIcaria editorial, 2011

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