La Europa que no ha llegado a ser

Timothy Garton Ash en la presentación de su libro en el Cercle d’Economia de Barcelona, en noviembre de 2023. © Cercle d’Economia, Lucía Meler

Timothy Garton Ash es un británico atípico, que vivió el Brexit como un fracaso personal y colectivo, un hombre enamorado del continente, al que ya viajaba con 18 años. Habla fluidamente alemán y polaco, y se defiende bien en francés. Ha sido educado en Oxford, lo que le ha dado las credenciales para acceder a personajes primordiales en este periodo (Helmut Kohl, Barack Obama, Margaret Thatcher, Madeleine Albright…), con algunos de los cuales ha mantenido una estrecha relación.

Timothy Garton Ash viajó a Gdansk (Polonia) en los meses en los que se estaba creando el sindicato Solidarność (conocido como Solidaridad); trató de cerca a Václav Havel, el disidente detrás de la Revolución de Terciopelo que llevó a la democracia a Checoslovaquia. Trató con Vladímir Putin en San Petersburgo en 1994, cuando apenas era un discreto funcionario municipal… Ya entonces no le gustó y nunca se ha cansado de advertirnos sobre el personaje.

Garton Ash es un historiador y un intelectual brillante, pero también una persona con alma periodística. Por este motivo, Europa. Una historia personal no es solo una historia de hechos y reuniones que suceden en despachos inaccesibles; está lleno de testimonios personales y de anécdotas, de historias humanas que el autor ha ido encontrando en sus largas estancias en Alemania y en los países del Este. Esto hace que el libro sea fácil y muy agradable de leer.

Portada del libro Portada del libro

El punto de partida es el año 1945, justo al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía humeaban los escombros en las ciudades devastadas por la aviación de un bando y otro. Es en los años de carencias posteriores al conflicto, en los que todavía permanecen vivos los recuerdos del infierno que muchos europeos habían vivido, cuando se ponen los cimientos de la construcción europea. El ideal de unidad y de integración, la convicción de que Europa debía ser un continente en paz y que no podía volver a repetir los errores del pasado, es heredero de la fragilidad de los europeos de posguerra.

El segundo año a retener en la narración del libro es 1989. Difícilmente un año compendiaba todo el optimismo que empapa ese período. Es el año de la caída del muro de Berlín, seguramente el acontecimiento que mejor refleja el fin de la Guerra Fría y la victoria del bando occidental. En los meses siguientes, y a una velocidad de vértigo, Alemania se reunificará, la Unión Soviética se disolverá sin ofrecer resistencia y habrá un estallido de democracia en los países de Europa central, hasta entonces bajo dominio soviético.

En definitiva, 1989 es el año en que se alcanza el sueño de posguerra. Esta es seguramente la parte más vibrante del libro. Se mezclan en ella tanto la sensación personal del autor de estar viviendo un momento histórico como la ilusión que recoge a los testigos en la mayor parte de las ciudades que visita o donde permanece, de Berlín a Praga.

El tercer año relevante en el planteamiento de Garton Ash es 2022. O, más concretamente, el 24 de febrero del 2022, el día en que columnas de tanques del ejército ruso atraviesan la frontera de Ucrania y terminan con el espejismo de un continente que pensaba que se había librado de las guerras. 

De la esperanza al giro inesperado
Europa. Una historia personal no es exactamente, o no solo, un ensayo histórico. Es también el testimonio sobre cómo las aspiraciones del autor se hacen realidad para, finalmente, marchitarse en un giro inesperado de los acontecimientos: se pasa de la euforia de finales de los años ochenta a una realidad menos luminosa. Como explica Garton Ash, cuando la Europa de posguerra imagina cómo debe ser el futuro del continente, siempre piensa en una especie de confederación de estados con un fuerte componente social. Pero lo que llega, lo que acaba por modelar las instituciones comunes, es el libre mercado, el liberalismo en su versión más extrema. Él no habla tanto de neoliberalismo como de las duras condiciones que el nuevo capitalismo globalizado, presionado por la aparición de China y nuevos competidores, impone a las sociedades europeas. Europa se disuelve en una sociedad donde manda el dinero, en la que el mercado es el principio y el final de todo y en la que la desigualdad irá creciendo con los años.

Es importante retener esta forma de ver las cosas, porque esto explica, al menos en parte, las reacciones que vendrán después y que irán oscureciendo la realidad del continente. Garton Ash menciona el terrorismo islámico, el ascenso de la extrema derecha como respuesta a las migraciones y el ansia de revancha de la generación de cuadros rusos que vivieron la caída de la Unión Soviética. La decisión de Putin de invadir Ucrania no se entiende sin el resentimiento que la alta élite soviética incubó durante los años noventa contra Occidente; una década en la que Rusia, como otros países de Europa del Este, fue víctima de la terapia de choque que prescribían los consultores que venían del Oeste. Sin sus efectos sobre la población no se explicarían los posteriores giros antiliberales de sociedades como la polaca o la húngara.

El libro remite de forma muy clara a dos obras de alta carga intelectual que el autor menciona en un momento u otro del relato. La primera es Postguerra, una historia de Europa desde 1945 (Taurus, 2006), de Tony Judt, un libro más sistemático y más denso que el de Garton Ash. Judt lo escribe en 2005 y ya entonces el pensador socialdemócrata expresa un sentimiento agridulce sobre la vía que ha seguido Europa. El otro libro es El mundo de ayer. Memorias de un europeo (El Acantilado, 2012), de Stefan Zweig. El austríaco lo escribe en 1942 y se suicida con su mujer al día siguiente de entregar el manuscrito. Garton Ash, afortunadamente, es más optimista y menos trágico que Zweig. Pero también hace constar que Europa no ha terminado, tampoco, donde él pensaba.

Europa. Una historia personal. 
Timothy Garton Ash
Taurus, 2023. 496 páginas

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