Cuentos fantásticos para un futuro pospandémico

Escritor, corrector y traductor, también trabaja como subtitulador en directo para TV3. Ha publicado la recopilación de microrrelatos Els híbrids minvants (Edicions SECC, 2017), la novela Cordegel (Edicions SECC, 2021) y el ensayo Manuel de Pedrolo: punt final (El Biblionauta, 2021).

En poco tiempo, nos hemos visto inmersos en medio de una distopía casi sin darnos cuenta: una pandemia mundial, confinamientos domiciliarios, incendios devastadores, guerras con drones... En todo este contexto, ha habido en la literatura catalana un esplendor del género fantástico en el que destacan, entre todas las novedades, tres libros de cuentos que resumen muy bien el rumbo que está tomando este tipo de literatura en catalán.

Una pandemia mundial, confinamientos domiciliarios, incendios devastadores, guerras con drones, edición genética de bebés, socialización íntegramente virtual, inundaciones catastróficas, asaltos al Capitolio... Toda esta serie de acontecimientos que hasta ahora solo creíamos factibles como argumentos de novelas de ciencia-ficción han formado parte de los titulares de la prensa en estos últimos meses.

En poco tiempo, nos hemos visto inmersos en medio de una distopía casi sin darnos cuenta. De repente, todas esas historias futuristas que interpretábamos como alegorías del mundo contemporáneo llevadas a un extremo infactible han ganado una nueva capa de lectura que nunca habíamos pensado que experimentaríamos.

Leer en 2017 Doomsday Book, de Connie Willis, o The Stand, de Stephen King —clásicos indiscutibles de la ciencia-ficción que narran una pandemia vírica— no es ni mucho menos lo mismo que leerlos en 2021. En pocos meses, algo en la mentalidad y la perspectiva de la sociedad mundial entera ha cambiado. Está por ver si será algo radical o solo será un paréntesis ligeramente traumático. Y, en consecuencia, tanto si la sociedad cambia poco como si cambia mucho, desde el punto de vista literario también tiene que suponer un punto de inflexión que aún se encuentra en unos estadios iniciales, porque en la literatura (como en palacio) las cosas van más despacio.

Uno de los sectores donde ya se empieza a notar esta casuística es en los géneros fantásticos —bajo este paraguas se incluyen la ciencia-ficción, el terror, la fantasía y todos sus derivados—, porque la actualidad tiene una influencia más inmediata y perceptible, a pesar de que a primera vista pueda parecer una paradoja. De hecho, aunque el canon de la literatura catalana no ha dado un gran protagonismo al fantástico, el género ha sido una constante en nuestra literatura desde Joaquim Ruyra y Víctor Català, pasando por Pere Calders, Joan Perucho o Manuel de Pedrolo, hasta la actualidad con Albert Sánchez Piñol o Irene Solà, por poner algunos de los incontables nombres que podemos encontrar a lo largo de los años. Y en los últimos tiempos, desde diferentes fuertes, los géneros fantásticos han recibido un fuerte impulso que se ha acabado materializando, por un lado, en la explosión de editoriales que publican género en catalán hoy en día, como Males Herbes, Laertes, Pagès Editors, Edicions SECC, Orciny Press, Raig Verd, Hermenaute, Voliana, Mai Més Llibres, Chronos o Obscura; y, por el otro, en el 42, el primer festival de géneros fantásticos de Barcelona, organizado por el ICUB, cuya primera edición tendrá lugar en Barcelona entre el 4 y el 7 de noviembre.

Tres libros de cuentos

En todo este contexto pandémico y de esplendor de los géneros fantásticos, destacan entre las novedades tres libros de cuentos que resumen muy bien el rumbo que está tomando este tipo de literatura en catalán. En primer lugar, Extraordinàries (Males Herbes, 2020), una recopilación formada íntegramente por autoras prácticamente inéditas que, aunque el argumento de los cuentos difiera considerablemente —des de una fantasía más cuentística, pasando por distopías, hasta una ciencia-ficción más dura—, comparten un mismo espíritu feminista, existencial y de exhibición de unos códigos del género fantástico sin dejarse llevar por la serie de complejos que han parecido dominar la literatura catalana hasta ahora. Todas estas autoras tienen un futuro prometedor en la literatura catalana, y alguna de ellas ya ha publicado su primera novela, como Elena Bartomeu con Fòrvid (Males Herbes, 2021).

En segundo lugar, Barcelona 2059 (Mai Més, 2021), que más que una recopilación de cuentos casi se podría considerar una novela a dieciocho manos, porque todos los autores se conjuran para ambientar sus relatos en una misma Barcelona futura. La obra tiene toques distópicos, pero también utópicos y esperanzadores para el futuro de la humanidad en la ciudad poshumanista de Neo Icària; y en la que también hay personajes y espacios comunes, que interconectan de una forma muy profunda todos los relatos, hasta el punto de compartir unas mismas preocupaciones sociales como son el feminismo, el transhumanismo, el cambio climático o la identidad de género.

Y, finalmente, la recopilación Somia Philip Marlowe amb xais elèctrics? (Crims.cat, 2021), que, con este título-homenaje a Raymond Chandler y Philip K. Dick, resume muy bien el espíritu del libro, que es el de narrar una serie de distopías con argumentos arquetípicos de la novela negra. Y a pesar de que, en este caso, los autores no se han puesto de acuerdo para escribir sus cuentos, todos comparten unas mismas angustias sobre el mundo que derivan en una visión muy poco optimista de la realidad, porque avanzan más pandemias, una tecnología alienadora del individuo, unos efectos adversos del cambio climático y, en definitiva, un futuro poco esplendoroso para la humanidad.

Esta última recopilación difiere un poco de las otras dos, porque presenta una visión más bien pesimista del progreso, en la línea de distopías clásicas como Un mundo feliz, 1984 o El cuento de la criada, o la serie más reciente Black Mirror. Quizá el hecho de que los autores de esta antología sean más veteranos y consolidados en nuestra literatura marca una tendencia generacional. En contraposición, tanto en Extraordinàries como en Barcelona 2059 —en los que, a grandes rasgos, tenemos a autores más noveles—, a pesar de plantear escenarios distópicos, muestran una mayor confianza en el papel de la tecnología y el rumbo que tomará la sociedad hacia una colectividad en la que el progreso permitirá crear una civilización más justa, feminista y respetuosa con las minorías. Una tendencia que va muy en la línea de utopías críticas como Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin, o Ritos iguales, de Terry Pratchett, o el movimiento hopepunk más actual, que promueve una ciencia-ficción más optimista, con la esperanza como motor narrativo, con unas autoras tan destacadas como Becky Chambers o Kameron Hurley, o series como The Good Place. Se tendrá que ver en el escenario pospandémico que se abre, en consonancia con esta consolidación de los géneros fantásticos que se empieza a apreciar en nuestra literatura, cuál de estos caminos acabarán tomando los autores del género en catalán. En cualquier caso, aunque nuestro presente ya sea cosa de ciencia-ficción, queda claro que la tendremos para rato y que se vislumbra un futuro esplendoroso para la literatura de género en catalán.