Convivir con la IA

Co(AI)xistencees una videoinstalación de Justine Emard con Mirai Moriyama & Alter, desarrollada por el lshiguro Lab de la Universidad de Osaka y el Ikegami Lab de la Universidad de Tokyo. © Justine Emard / Adagp, París 2018

Bajo el paraguas de la inteligencia artificial, el mundo se reconstruye a base de neuronas, recuerdos, imaginación y pensamientos, pero también de chips, bases de datos, pronósticos computacionales y algoritmos. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) se pone manos a la obra con una exposición que muestra tanto las virtudes como los peligros de esta tecnología.

¿Te has enamorado de otra persona?
¿Por qué lo dices?
No lo sé. ¡Responde!
No sabía cómo hablarte de ello…
¿De cuántos?
De 641.

Este diálogo entre Theodore y Samantha, un hombre blanco de mediana edad y un sistema operativo, aparece en una de las escenas más estremecedoras de Her, una película escrita y dirigida por Spike Jonze que se estrenó hace justo diez años y que se considera una de las pioneras en retratar el amor del siglo xxi.

Machine Learningmuestra, a través de una serie de vídeos, cómo las personas pueden enseñar a las máquinas a moverse. © Universal Everything, 2018 Machine Learningmuestra, a través de una serie de vídeos, cómo las personas pueden enseñar a las máquinas a moverse. © Universal Everything, 2018

En las dos décadas y pico que llevamos de siglo, la inteligencia artificial se ha infiltrado en todos los ámbitos de la vida: desde la intimidad de una pareja hasta la educación, la creación artística, la investigación científica, los medios de comunicación, el entretenimiento, la medicina, la economía, la política… La inteligencia humana ya no tiene el monopolio en un mundo que también se está reconstruyendo a base de inteligencia artificial. Y este mismo mundo ya no es un futuro próximo, sino un presente inmediato que se edifica sobre neuronas y chips, recuerdos y bases de datos, imaginación y pronósticos computacionales, pensamientos y algoritmos. ¿Los humanos estamos preparados para relacionarnos con ella con garantías? ¿Dónde acabamos nosotros y dónde empieza la inteligencia artificial? ¿Es realmente capaz de aprender? ¿Es creativa? ¿Es sostenible? ¿Puede tomar decisiones sin la participación humana? Estas son algunas de las múltiples preguntas que plantea Inteligencia artificial, la gran apuesta de este otoño del CCCB y que, en parte, se alimenta de la exposición AI: More Than Human, que se presentó en 2019 en el Barbican Centre de Londres. Pero, atención, spoiler, aquí no están las respuestas, solo la voluntad de hacer reflexionar a los visitantes desde una intersección tan compleja como seductora, que vincula historia, arte y ciencia.

El concepto genérico de inteligencia artificial nos remite inevitablemente a las películas de ciencia ficción y a la paranoia del apocalipsis robótico. Pero en la historia de la humanidad ha habido muchos precedentes de creación de vida artificial, ya sea a través de la magia, la religión o la literatura. ¿Quién no se ha quedado fascinado con Frankenstein? ¿O con Golem? El relato histórico —que aquí abarca desde tradiciones religiosas del judaísmo y del sintoísmo hasta la alquimia árabe y las filosofías góticas— es uno de los ejes discursivos de la exposición. “Si para un sintoísta japonés cualquier objeto puede tener alma, ¿por qué no la puede tener una máquina?” Esto explicaría, en parte, por qué en la cultura oriental la relación cotidiana con los robots está más normalizada que en el mundo occidental, asegura el investigador multidisciplinar Lluís Nacenta, comisario de Inteligencia artificial.

Imitar el funcionamiento del cerebro

Otro eje de la exposición es el de la evolución de la computación, que tiene sus orígenes en la obsesión humana ya no por descifrar el cerebro sino por imitar su funcionamiento. Así es cómo se pasó de las primeras máquinas de cálculo a la creación de las redes neuronales artificiales, que no son más que programas informáticos que, con el paso del tiempo, aprenden a aprender. “La inteligencia artificial no lo hace todo. Necesita humanos. Creativamente, es una máquina de imitar. De hecho, por sí misma, es una artista bastante mediocre. La gente teme que la inteligencia artificial les quite el trabajo, pero quien les quitará el trabajo son los humanos que saben utilizarla”, asegura Nacenta, que no esconde sus puntos oscuros: las armas autónomas, el reconocimiento facial, la manipulación política, los trabajos precarios que hay detrás de los grandes bancos de datos, el sexismo inherente al hecho de elegir voces femeninas para los sistemas operativos cuando existen connotaciones sexuales o de servicio… “Hablar de todo esto no es tan sexy como hablar del apocalipsis de los robots de las películas de ciencia ficción, pero es necesario hacerlo, y en esta exposición lo hacemos. Es necesario abrir debates sobre la ética y sobre la regulación de esta tecnología”, afirma.

Aibo, el perro robot de Sony, hace ya 20 años que está en el mercado, con varias actualizaciones. © Sony Corporation Aibo, el perro robot de Sony, hace ya 20 años que está en el mercado, con varias actualizaciones. © Sony Corporation

El punto de encuentro entre el arte y la ciencia es el eje central de la exposición. ¿Quién es el artista y quién es el asistente en una creación generada por Midjourney? Según Nacenta, la autoría debería repartirse al 50%. “Es una colaboración, uno no puede existir sin el otro. Aunque se tiende a ocultarlo, la inteligencia artificial tiene una intervención humana importantísima, pero nos gusta más decir que es un robot”, ironiza. Algunas de las obras artísticas expuestas en el CCCB ya se vieron en el Barbican Centre, como los poemas-retrato de Es Devlin o el minucioso trabajo de Anna Ridler, que, con la clasificación manual de diez mil tulipanes fotografiados por ella misma, denuncia precisamente la precariedad laboral que hay detrás de los ingentes bancos de datos.

Con la voluntad de mostrar el potencial de Barcelona y Cataluña como hub de inteligencia artificial, Nacenta también ha contado con el Barcelona Supercomputing Center (BSC), liderado por Jordi Torres y su equipo. Una colaboración que ha cristalizado con una instalación en torno a la cantante Maria Arnal, a la que han generado un alter ego artificial que puede llegar a más registros vocales que la auténtica y con el que los visitantes podrán interactuar. Sin embargo, la lista de artistas es más larga: Massive Attack, Mario Klingemann, Neri Oxman, Joy Buolamwini, Yoichi Ochiai, Kode9, Chris Salter… Cada uno, desde su campo de trabajo, muestra cómo el poder del arte para descifrar la complejidad del mundo permanece intacto. Incluso cuando se trata de inteligencia artificial.

Inteligencia artificial

Del 18 de octubre de 2023 al 17 de marzo de 2024. Centre de Cultura Contemporània de Barcelona

Exposición original comisariada y organizada por el Barbican Centre (City of London Corporation) y coproducida por el Forum Groningen (Países Bajos). Adaptación del CCCB y el Barcelona Supercomputing Center (BSC).

El boletín

Suscríbete a nuestro boletín para estar informado de las novedades de Barcelona Metròpolis