Barcelona

El parque de la Font Florida es un buen ejemplo de los parques urbanos creados durante la década de los años noventa, que fueron esponjando Barcelona dotando de vegetación a solares que, independientemente de sus dimensiones, permitieron acercar cada vez más el espacio verde público a la ciudadanía.

Si los palo rosas (Tipuana tipu) de floración amarilla y espectacular son los protagonistas de la plaza arbolada, y los almeces (Celtis australis) de follaje verde intenso, de la entrada principal del parque, en el talud lo son los pinos piñoneros (Pinus pinea) y los pinos blancos (Pinus halepensis) que dan frondosidad al ajardinamiento.
En el talud y a su abrigo también hay encinas (Quercus ilex), pimenteros falsos (Schinus molle), ombúes (Phytolacca dioica), chopos (Populus x canadensis) y eucaliptos (Eucaliptus camaldulensis). Debajo, arbustos mediterráneos como la retama (Spartium junceum) y plantas aromáticas como la lavanda (Lavandula officinalis). En la parte alta, ornamentando la curva que hace la calle de la Font Florida, las jacarandas (Jacaranda mimosifolia) rodean el espacio.

La entrada principal se encuentra a la altura de la Gran Via de les Corts Catalanes. Es un espacio amplio, donde destacan los almeces y donde empieza el camino que comunica el parque con la calle de la Font Florida, justo encima del talud que, junto con los edificios de viviendas, delimita la parte central y de mayor tamaño del parque.
El corazón del parque es una explanada pavimentada, ancha y alargada. Una plaza arbolada muy extensa, donde en uno de los lados hay bancos y juegos infantiles sombreados por palo rosas de copas generosas dignas de ser contempladas, sobre todo, en verano, cuando florecen. El amarillo intenso de las flores, que crean una alfombra delicada al caer al suelo, contrasta con el verde del talud que hay delante.
El talud se eleva recuperando el perfil de la montaña. Es una especie de muro cubierto de césped, con plantaciones variadas de árboles y muchos arbustos, con un tratamiento natural que recuerda la jardinería diseñada por J. C. N. Forestier en la montaña de Montjuïc con motivo de la Exposición Internacional de 1929. Lo cruza un camino ancho que comunica el parque con la calle que le da nombre y que permite pasear entre la vegetación.