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Febrero - Abril 2024

Una fiesta para los sentidos de los más pequeños

16/02/2019
Danza
La companía Roberto G Alonso seduce a padres y niños en el CC Albareda con 'Almazuela'

Más que una fiesta fue un festival, porque tuvo prólogo y tuvo epílogo. El prólogo, a la llegada, mientras esperaban para entrar, con nervios, porque los más pequeños de entre los pequeños no acostumbran a haber ido muchos veces a ver un espectáculo de danza, así que se les tiene que explicar todo muy bien, aunque son mucho más rápidos de lo que muchos pensamos en entenderlo. Y el epílogo, cuando la función ya había acabado y los pequeños, después de 45 minutos de estarse quietos y (casi) callados, después de 45 minutos atentos a todo lo que pasaba y dispuestos a no perderse ni un detalle, pudieron entrar en el escenario y tocar y jugar... Los hubo que quisieron encaramarse en todo aquello donde se pudieran encaramar; los hubo los que quisieron probar las tazas y los platos del picnic que los bailarines hacía poco que habían degustado: y los hubo también -y muchos- que, obedientes, se convirtieron en ayudantes en el proceso de desmontaje: sostenían los cestos donde se iban recogiendo los trozos de tela con que poco antes los bailarines habían vestido de hojas un árbol.

Los niños que solo acabar Almazuela quisieron entrar al escenario querían probar como era el mundo que poco a poco los dos bailarines de la compañía Roberto G Alonso habían ido desplegando ante sus ojos.Almazuela, además de dar título al espectáculo, es una técnica parecida al patchwork con que se pueden coser *cubresuelo (como el que viste el suelo del escenario) y cubrecamas, como los que utilizan los dos bailarines para taparse cuando se inicia el espectáculo. Porque el espectáculo empieza cuando se  van a dormir y todo acabará cuando se despiertan: y, enmedio, sus sueños donde todo es posible, donde todo puede pasar, donde las camas acaban convertidas en las vallas de un jardín mágico donde crecen árboles y los niños  pueden bailar. El jardín mágico al que los más pequeños de los pequeños pudieron finalmente acceder, convertirse en los reyes del escenario y jugar. ¡Lo que decíamos: una fiesta!

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