Un niño es un niño. Y un payaso es un payaso. Y, de igual manera que dos más dos son cuatro, niño más payaso es igual a risa. Risa desacomplejada, sincera, espontánea, fresca y abundante. Risa ante las caídas y las trabanquetas, risa cuando algo se rompe, risa cuando el payaso llora ríos de agua o escupe cascadas de lluvia...

Y Teatre Móvil es una compañía de payasos, de dos payasos, con trucos de payaso y la sabiduría que da el llevar años con el disfraz de payaso a cuestas. Y el Centre Cívic Joan Oliver 'Pere Quart' estaba el viernes, poco después de que la campanilla marcara el inicio de las vacaciones de Semana Santa para las escuelas, lleno de niños, niños con ánimo de fiesta, cargados de energía y con ganas de diversión. Así que la ecuación dio el resultado que todo el mundo esperaba: una tarde de payasos rebosantede risas.

Teatre Móvil se ha inventado para Cösmix a dos personajes de difícil catalogación, porque tanto son Romeu y Julieta, como flautista y cantante de baladas, como avestruces en una carrera hacia no se sabe dónde, como robot y su padre Einstein, como extraterrestres llegados en una minúscula nave espacial desde el planeta Cösmix para provocarnos la sonrisa y la carcajada... Y todo ese viaje lo hacen acompañados de sus instrumentos musicales y de unas cajas de cartón con las que van armando todo tipo de vehículos y escenarios, castillos y góndolas, refugios y pedestales. Y es que los payasos necesitan muy poco para provocarnos risa. Solo precisan tener alma de payaso, como la de los estrafalarios personajes llegados del planeta Cösmix hasta el escenario del Centro Cívico Joan Oliver.

¡Larga vida a los payasos!