Fue durante muchos años parte de un todo. Ahora él es el todo.

Enric Montefusco (Barcelona, 1977), lideró Standstill desde 1997, cuando se formó esta banda de hardcore en el underground de Barcelona, hasta 2015, cuando anunciaron en su página web que hacían una parada. Sólo un año después, Montefusco volvió a aparecer con dos proyectos en solitario: su disco Meridiana, que ahora nos presenta, y Tata mala, un espectáculo que se presentó en el Festival Grec 2016 y en el que trabajaba con dos conocidos del Barcelona Districte Cultural: Los Corderos (que junto a Za! presentaron Afasians en 2017); y Sònia Gómez, de quien el año pasado pudimos ver Mí madre y yo.

Enric Montefusco nació en la Meridiana. Y el barrio lo marcó, pero no tanto por aquello que le ofreció, sino por el rechazo que le provocó: sabía que no quería aceptar el modelo de vida que le llegaba a través de la familia, la escuela y la televisión, aunque tardó un tiempo en encontrar el camino que haría suyo. Estudió Económicas porque no se le ocurrió una opción mejor; trabajó en un banco, porque era el que se suponía que tenía que hacer. Y en sus ratos libres se dedicaba a lo que de verdad le gustaba, la música. Las primeras canciones, muy inspiradas en Bad Religion, los primeros conciertos, las primeras giras... Hasta que se dio cuenta de que la música no era el hobby, que era su vida... y dejó el trabajo para poder dedicarse.

El primer disco con Standstill fue The tide (1998), el último fue Dentro de la luz (2013); y, en medio, otros seis discos: Standstill (2004) fue el primero en qué cantaron en castellano y el primero en qué probaron la fuerza de las letras escritas por Montefusco.