Cuando aparece en el escenario, lo lleva a cuestas. Lo carga como lo haría con un saco, con una losa... Con alguien de quién uno no se puede liberar. Cómo nos pasa con nuestra sombra que, aunque le demos la espalda, nos sigue y se nos engancha.

Nunca sabemos si son dos o es uno. Si es el mismo o si son diferentes. Si se quieren o si se odian. Sólo sabemos que no pueden separarse, que juntos buscan los tres pies de su existir.. Y tampoco sabemos si lo encuentran. Y ni siquiera nos importa.

Y cuando abandonan el escenario, de nuevo, uno carga con el otro, aunque el peso ya no lo lleva el mismo.

Estas son las sombras, los claroscuros, que nos trasladó El lado oscuro de las flores con BUBBLE desde el escenario del Auditori Sant Martí en su primera actuación en el circuito Barcelona Districte Cultural. Y lo hizo con unas acrobacias que tienen tanto o más de danza que de circo, que transitan por los límites sin pensar en si los están traspasando. BUBBLE, el primer espectáculo que estrena El lado oscuro de las flores, un dúo de artistas muy jóvenes -Ginés Belchi y Jesús Navarro, que se formaron en la Escuela de Circo Rivel y a La Central del Circ-, practica una danza acrobática de una virtuosismo hipnótico y con un trasfondo filosófico que en muy poco nos recuerda a los números habituales a las pistas de circo. BUBBLE es un perfecto exponente de este nuevo teatro del movimiento que bebe de más de una disciplina para crear unos mundos sugerentes que nos costará olvidar, porque se nos han enganchado cómo si fueran nuestra sombra.