Experiencia wagneriana en el Gran Teatro del Liceo

En la cronología creativa de Richard Wagner, "El holandés errante" es una ópera importante porque es, técnicamente, la primera "verdadera" en el estilo más maduro del gran compositor alemán. Técnicamente, es la cuarta, pero a la vez es la primera de su período romántico, donde empiezan a adquirir importancia los temas extraídos de la tradición y la mitología medieval, y un estilo de composición mucho más complejo armónicamente. Para algunos aficionados a Wagner, "El holandés" no es imprescindible –la encuentran más cerca de "Rienzi" que de "Tannhäuser"–, pero el hecho de que se interprete cada año en el festival de Bayreuth demuestra que sí pertenece al canon wagneriano. Y ahora, después de la gran exhibición de la pasada temporada con la representación de "Götterdämmerung", nos encontramos de nuevo con Wagner en el Liceu, un Wagner mucho más joven pero igualmente magistral.

La historia de "El holandés" tiene trazas de obsesión romántica y de cuento de fantasmas. La protagonista es Senta, una joven, hija del capitán Daland, que un día, después de una tormenta, se encuentra con el Holandés. El Holandés es un espectro que sólo pasa cada siete años, y durante un día puede romper su maleficio si encuentra el verdadero amor. Senta es quien puede liberarlo, pero diversas circunstancias hacen que la cosa no funcione del todo bien, y todo concluye de manera trágica. El reparto de esta producción, dirigida por el realizador de cine Philipp Stolz, está formado por Attila Jun (Daland), Elena Popovskaya (Senta) y Albert Dohmen (El Holandés). Estará en cartel hasta el 28 de mayo.

Si quieres disfrutar de una función de ópera intensa, reserva ya tu entrada. Encontrarás más información en la web del Liceo.