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El intérprete y coreógrafo Pere Faura, durante la representación

“Sweet Tyranny”: la danza como evasión y como oficio, según Pere Faura

Es una fantástica manera de evadirse y pasar un buen rato y es, también, una profesión. ¿Cómo se combina esta doble condición de la danza? Preguntadle al coreógrafo Pere Faura y disfrutad de la danza contemporánea más divertida y desinhibida.

Faura estrena del 27 de enero al 5 de febrero, en el Mercat de les Flors, Sweet Tyranny (Foto: Tristán Pérez-Martín).  Será la nueva propuesta de un bailarín, performer, actor y coreógrafo que, en sus creaciones, siempre llenas de humor, es tan capaz de inspirarse en los stripteases cinematográficos como en las coreografías de la época disco o, directamente, en la pornografía.

Con todos estos elementos, crea unos espectáculos tan divertidos y llenos de talento como por ejemplo Sin baile no hay paraíso, que podéis ver en estas imágenes y que comparte algunos de los puntos de partida con el espectáculo que ahora se estrena en el Mercat de les Flors.

Porque, tal como hacía en Sin baile no hay paraíso, en Sweet Tyranny, Pere Faura se atreve a copiar (o según cómo, a destrozar) algunas coreografías cinematográficas que son casi mitos de la danza y el movimiento, como por ejemplo las que protagonizaban John Travolta o Patrick Swayze. 

Lo hace para hacernos sonreír, sí, pero también para conseguir ir más allá del cliché que representan y para hacer evidente así lo que no lo en absoluto: las “relaciones tiránicas” que se establecen entre los artistas y el conjunto de los consumidores que tienen que dar validez o no a su obra, entre quien crea una coreografía y quienes la interpretan o entre el mercado y los creadores. ¿Qué espacio mejor en este contexto para una subversión festiva de estas relaciones de poder que una disco?

Lo comprobaréis viendo en acción a los ocho bailarines para los cuales está pensada esta coreografía, que el propio autor define como “una pieza grupal, macarra y reivindicativa entre la disco y el estudio de danza”. Porque, sí, el montaje habla sobre la danza como fiesta, como liberación del cuerpo, como momento de goce, pero también de la danza como trabajo, como profesión exigente o como modo de vida.

Un montaje entre la fiesta y el trabajo que quiere ser una especie de espejo deformante en el cual nos podemos ver todos, hagamos el trabajo que hagamos, porque nos quiere hacer pensar, en definitiva, en la oposición entre la libertad individual y las obligaciones colectivas.

Fecha de publicación: Martes, 24 Enero 2017
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