"Minus Ego" convierte en arte el narcisismo moderno

La muestra, comisariada por Herman Bashiron Mendolicchio, ocupa la sala de exposiciones del Goethe-Institut Barcelona pero, como veremos, también se extiende fuera del recinto. Todo para reflexionar sobre el egotismo que impregna nuestra existencia, que convierte superficie y apariencia en un sistema de vida y que transforma el ego en una jaula que nos atrapa.

Pero, ¿cómo nos podemos liberar de esa jaula y descubrir qué hay más allá de nuestra imagen reflejada en un espejo? Una serie de artistas nos ofrecen algunas pistas en una muestra dónde, por ejemplo, el alemán Thilo Droste y su obra Autorretrato nos devuelve nuestras propias imágenes convenientemente agrandadas; y donde el coreano Kimsooja nos recuerda, con Un álbum: La Habana, de qué forma los cuerpos acaban convertidos en polvo, poniendo fin a nuestro rapidísimo tránsito por el planeta Tierra.

Obras e instalaciones como la del catalán Jordi Tolosa No moriré nunca nos muestran el peso del "yo" en todos nuestros actos, mientras que, por el contrario, los retratos superpuestos de Michael Wesely que forman la pieza IGG - MWG nos recuerdan que todos vivimos en relación a los demás, y en el vídeo Previsión I (en la fotografía), la artista Susanne Bosch nos presenta un cuerpo desnudo situado ante el patio de butacas desierto de un teatro.

Como epílogo a la muestra, el Goethe -Institut nos propone una visita a la Sala de Reflexión, un espacio de la Universitat Pompeu Fabra (en la sede de la estación de França), un gran espacio dedicado al silencio y la contemplación que toma la forma de una capilla laica concebida por Antoni Tàpies. La sala resulta ideal para pensar con calma sobre el ego y sobre conceptos que tienen mucho que ver con él, como los de renunciar, desaparecer y compartir.