“La Plaga”, de Neus Ballús, ya está en los cines

Raül, un campesino que intenta hacer producción ecológica, contrata a Iurie para que lo ayude en las tareas del campo. Iurie es un deportista moldavo de lucha libre, pero para ganarse la vida tiene que trabajar de lo que le salga. Poco a poco, las historias de estos dos hombres se van entrelazando con las de tres mujeres solitarias: Maria, una anciana que tiene que dejar la casa paterna donde siempre ha vivido para irse a una residencia para mayores; Rose, su enfermera filipina, que acaba de llegar al país, y Maribel, una prostituta que cada vez tiene menos clientes.

 

Estos son los cinco personajes protagonistas de La Plaga, opera prima de la catalana Neus Ballús, que ya se estrenó con éxito en la Berlinale y en el Festival Internacional de Cinema d’Autor de Barcelona. Ubicada en un lugar de la periferia barcelonesa (Gallecs, un espacio rural entre las comarcas del Vallès Oriental y el Occidental), La Plaga es una película de historias cruzadas que, en parte, retrata la crisis, y que fusiona la ficción y el documental en un género nada ajeno a la cinematografía de nuestro país: la docuficción.

 

Los protagonistas, pues, no son actores, pero se interpretan a sí mismos. Ballús, así, emplea los mecanismos de la ficción sin abandonar en ningún momento la óptica documental. En palabras de la cineasta, al principio se pensaba que La Plaga sería el retrato de un lugar, y finalmente ha acabado siendo el retrato de una serie de personajes que se han entregado sin reservas a la película. “Lejos de hacer un documental de la observación”, dice Ballús, “filmamos como en una ficción: hicimos que pasaran cosas, provocamos el choque entre personajes y el choque de ellos mismos con su drama”.