Un Palau expresionista para celebrar la noche más oscura

Cuando pensamos en la festividad de Todos los Santos, lo que los americanos llaman Halloween, nunca pensaríamos en el Palau de la Música como un foco de emisiones de cultura siniestra. El Palau es básicamente un centro de luz y belleza, un edificio modernista con vitrales magníficos donde suena la mejor música de la historia de la humanidad, pero resulta que también es un espacio con su lado oscuro. Si hacemos una visita detallada del Palau, empezaremos a encontrar todo tipo de espacios, rincones y decoraciones inquietantes: gárgolas, figuras que simbolizan el interior torturado del ser humano, representaciones de las tentaciones y las imágenes infernales que identificamos con el paganismo. Por ello, coincidiendo con el 30 y el 31 de octubre, el Palau de la Música propone una vista muy especial, que se puede hacer de dos maneras: escogiendo la ruta de dos horas por los espacios más insólitos del edificio –una guía por un Palau poco conocido, y a veces escalofriante–, que concluye a la medianoche, o también eligiendo la opción de pasar la noche dentro.

¿Te habías planteado dormir en el Palau de la Música? Es una experiencia singular, que además, puedes rematarla el día 1 de noviembre, porque por la tarde habrá un concierto muy especial a cargo del organista Juan de la Rubia, que ofrecerá una improvisación a partir de las imágenes de la película más importante del expresionismo alemán, Metrópolis (Fritz Lang, 1927), la culminación de un fin de semana gótico y estimulante coincidiendo con Halloween.

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