Antología del pintor Joan Ponç en La Pedrera

Grotesco, torturado, diabólico, premonitorio, alucinante, mágico, carnavalesco, infernal. Con estas y otras palabras definían los artículos de prensa de la posguerra española las obras de Joan Ponç o al mismo autor. Nacido en Barcelona en 1928 y fallecido en Sant Pau (Alpes Marítimos, Francia) en 1984, las telas de Ponç no se parecían a las de ningún otro artista. La sala de exposiciones de La Pedrera acogerá a partir del 6 de octubre una antología del pintor que presenta obras suyas desde los años cuarenta hasta los ochenta. La titulan Diábolo, con el que se hace referencia al sentido lúdico de Joan Ponç por la ambivalencia que el nombre de este juego malabar chino tiene con el diablo, y muestra una nueva interpretación de la obra y la figura del pintor.

Ponç se formó en la Academia de Artes Plásticas de Barcelona y en el taller del pintor Ramon Rogent. En 1948, junto a Joan Brossa, Modest Cuixart, Antoni Tàpies y Arnau Puig, fundó la revista y el grupo Dau al Set. También ese año conoció a Joan Miró, que le influyó profundamente. Se considera Joan Ponç el artista que más fiel siguió los principios de Dau al Set a lo largo de toda su trayectoria. Vanguardista, fue un renovador de la plástica de los años posteriores a la guerra civil. Dicen los expertos que su pintura es capaz de explorar los rincones más oscuros y escondidos del ser humano, y que el carácter único y raro de las obras que hacía lo llevaron a un aislamiento y a un silencio que lo convirtieron en un solitario, un testimonio visceral de la penetración de la pintura en el misterio de la vida y de la muerte como experiencia.

La exposición Diábolo, comisariada por la historiadora y crítica de arte Pilar Parcerisa, estará en cartel hasta el 4 de febrero del próximo año. Más información en este enlace.