Evgeni Koroliov, en el Palau de la Música

Las Variaciones Goldberg, una de las piezas más celebradas de Johann Sebastian Bach, y por extensión de toda la música clásica en general, fueron compuestas en 1742 por encargo: el conde Kaiserling se las encomendó para que el clavicordista de su corte, Johann Gottlieb Goldberg, la entretuviera durante las noches de insomnio.

Con los siglos, muchos han sido los instrumentistas que han querido interpretarlas, aunque seguramente poquísimos con la relevancia que adquirió el pianista canadiense Glenn Gould en grabarlas en 1955, con sólo 23 años. El prestigio del ruso Evgeni Koroliov, que visita el Palau de la Música el 9 de diciembre, no se queda atrás, sin embargo. Por ejemplo, György Ligeti escribió que si tuviera que llevarse a una isla desierta sólo una obra musical, "elegiría el Bach de Koroliov". "Lo escucharía hasta mi último aliento ", dijo el compositor húngaro. Y es que Koroliov ha dedicado buena parte de su trayectoria a profundizar en la obra de Bach.

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