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El primer laboratorio de la Base Antártica española se instala en Barcelona

A partir del sábado 22 de noviembre CosmoCaixa acoge el primer laboratorio de la Base Antártica Juan Carlos I, en un nuevo espacio permanente para conocer de cerca la importancia de las campañas científicas antárticas

El módulo de la base, que ha sido cedido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quedará instalado en el Museo de la Ciencia de la Obra Social "la Caixa" con la finalidad de dar a conocer la importancia que suponer que científicos españoles pudieran llevar a cabo campañas científicas en este lugar extremo, inhóspito pero de vital importancia para nuestro planeta. Su situación geográfica, el clima, y la flora y fauna que la habitan convierten este continente en un lugar de especial interés para la investigación científica. Pero, ¿cómo se logró tener representación científica en el continente más austral de la Tierra?

Todo comenzó en 1986, cuando cuatro científicos catalanes -Josefina Castellví, Agustí Julià Joan Rovira y el Dr. Antoni Ballester, que encabezaba la expedición-, del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC) de Barcelona, y gracias a la ayuda del programa antártico polaco, lograron acampar en la isla Livingstone, a unos 120 kilómetros de la península Antártica. Este hecho representó la primera gran hito para posicionar la investigación española en el panorama internacional. Dirigida hasta 1993 por Josefina Castellví, la actividad científica se inició con el estudio de los nutrientes del mar y su relación con el fitoplancton. Pronto llegaron proyectos de microbiología, meteorología y geología, y estudios de la flora y la fauna de la zona. Estas investigaciones han permitido conocer mejor este espacio de vital importancia para el planeta.

«Desde el punto de vista científico, he tenido el honor de poder trabajar en un laboratorio natural. Las condiciones que hay en la Antártida no se pueden reproducir. »Así es como explica la Dra. Castellví la importancia de trabajar en un espacio único a la hora de descubrir muchos de los secretos de nuestro planeta. La inmejorable oportunidad de disponer de laboratorios como el de la BAE permite observar y experimentar in situ la vida, los procesos naturales y las características únicas de ambientes extremos como los que hay en ecosistemas polares.

Actualmente, hay dos bases antárticas españolas, situadas en dos islas cercanas del archipiélago de las Shetland del Sur. La base Juan Carlos I se estableció en la isla Livingstone en 1988, y en 1989 se instaló la base Gabriel de Castilla en la isla Decepción. El nombre de esta última es un homenaje a este explorador y navegante español, que en 1603 llegó precisamente en este archipiélago.

Más información: Cosmocaixa Barcelona

Fecha de publicación: Viernes, 21 Noviembre 2014
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