La aventura de hacer ciencia en la Antártida

A pesar de la dureza de las condiciones ambientales de la Antártida, el continente más frío, distante e inaccesible del planeta constituye un lugar idóneo para la investigación científica. Así lo muestra el geógrafo Marc Oliva en una charla que pronunciará el miércoles 10 de mayo en la Biblioteca Jaume Fuster, en el marco del proyecto divulgativo Toc, toc de la Universidad de Barcelona.

El ambiente inhóspito de la Antártida ha hecho que el continente se preserve de la acción humana directa durante la historia de nuestra especie. Aún hoy es un territorio prácticamente virgen, salvo por un par de excepciones: las bases permanentes y estivales de varios países, que realizan principalmente tareas de investigación, y un turismo que se restringe sobre todo en la zona de la Península Antártica, la región más cercana a América del Sur.

Este hecho de mantenerse casi intacto lo hace un lugar excepcional para estudios del campo de la climatología, las geociencias o la biología de organismos y de ecosistemas, entre otras muchas disciplinas. Por ejemplo, el hielo del casquete que cubre el continente rocoso, en algunos lugares alrededor de los dos kilómetros de espesor, esconde en su interior burbujas de aire de la atmósfera que había en la Tierra hace cientos de miles de años, lo que permite estudiar la evolución climática de la zona y del mundo durante todo este periodo.

Marc Oliva, doctor en geografía y actualmente investigador en la Universidad de Lisboa, estudia los ecosistemas de zonas polares y de alta montaña. De momento ya ha visitado seis veces la Antártida (y dos, el Ártico) para participar en campañas de investigación centradas en el estudio y la reconstrucción de ambientes y climas pasados. En su charla dará a conocer su trabajo y explicará en primera persona que representa investigar en un ambiente tan gélido y remoto.

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